La creatividad

Me encanta leer blogs, ya os lo he dicho mil veces. Soy de los que (como vosotros, no miréis para otro lado!) pueden pasarse horas frente al ordenador sin hacer nada, perdiendo el tiempo, saltando de blog en blog y leyendo blogs diferentes todo el día. Debo de tener ya unos 400 blogs en bloglovin’ e intento pasarme cada mañana por unos cuantos de ellos para leer qué dicen mis «amigos» virtuales.

Viajando por esos blogs saco ideas, me río, me emociono y a veces hasta me enfado. Los blogs forman parte de mi vida, particularmente los blogs de los temas que me interesan, que suelen estar relacionados con el craft y el DIY.

En esos blogs, la creatividad es un concepto muy presente y muy importante. Y a veces, el mensaje que dan los autores no es el mejor. Hace poco leí en uno de los blogs estadounidenses que sigo unos consejos sobre la creatividad y la originalidad y no sé qué otras tonterías supinas. Y fue precisamente ese post el que me indignó de tal manera que me hizo pensar en escribir esto.

Vamos a desmontar algunos mitos sobre la creatividad que se vierten sin parar en internet y que me ponen de muy, muy mala leche.

En mayor o menor medida, en un campo o en otro, pero todos tenemos creatividad. Yo me pasé muchos años pensando que no era nada creativa, y me apostaría un brazo y la mitad del otro a que la mayor parte de la gente a la que he conocido pensaba lo mismo de mí. (Menos mi madre, pero claro, mi madre sigue pensando que soy la más guapa y la más lista de todas las mujeres del mundo.)

Siempre que pensamos en la creatividad pensamos (mal) en disciplinas artísticas. Como nunca he sabido pintar, ni dibujar, ni cantar, ni bailar, ni nada parecido, lo más lógico para mí era pensar que yo no era creativa.

Pero si puedes pensar en diferentes maneras de hacer que las fórmulas salgan bien en un excel, si puedes cambiar ingredientes en un plato mientras cocinas o puedes ofrecer diferentes alternativas a tu jefe para cualquier problema, eres creativo.

La creatividad no es solo poder dibujar con soltura (aunque eso es muy creativo!!), sino que comprende cualquier manera de pensar diferente. Ser creativo puede ser encontrar una alternativa en un problema de mates, idear diferentes maneras de hacer un experimento, pensar en nuevas estrategias a la hora de negociar un aumento de sueldo.

La creatividad está en casi todo lo que hacemos, y si lo piensas bien, verás que eres creativo en algún aspecto de tu vida.

Cuando intentamos ser creativos en una disciplina que no dominamos, no lo conseguimos fácilmente. No hay vuelta de hoja, solemos ser creativos en cosas que hacemos con asiduidad o en cosas que se nos dan bien naturalmente. Es decir, si cocinas todos los días de tu vida, es probable que un día pruebes una cosa diferente y más adelante te acostumbres a cambiar casi todas tus recetas. Puede que incluso un día improvises y te inventes algo.

Si no cocinas nunca, lo más probable es que cuando tengas que hacerlo sigas una receta al pie de la letra y no te arriesgues a cambiar absolutamente nada.

Eso pasa con todo. Al principio aprendes, pruebas, intentas y más adelante, cuando lo hayas hecho varias veces, las cosas empezarán a salir solas. Entonces empezarás a improvisar.

No solo eso, sino que cuanto más expuesto estés a gente creativa, cuanto más leas o te veas en persona con gente que tiene ideas, más rápidamente empezarás a tener ideas tú.

Y si haces cursos o intentas hacer cosas que no habías hecho nunca, si añades técnicas nuevas a tu arsenal de técnicas existente, poco a poco empiezas a mezclar, probar y experimentar. Y nutres tu creatividad.

La creatividad mejora si la usamos, aumenta. La creatividad se aprende con nuevas técnicas o sencillamente fijándonos en qué hacen los demás y en cómo lo hacen. Las ideas generan otras ideas.

Y eso me lleva al tercer punto, quizás el que más me sulfura de todos:

En el post que leí y que ha generado toda esta incontinencia verbal, la autora decía que a ella las ideas sencillamente le venían a la cabeza y que se inventaba todo lo que podíamos ver en su blog.

Eso es mentira. Sin más.

A nadie se le ocurren las cosas porque sí. A todos nos influye algo, aunque no nos demos cuenta. Puede ser algo que hayamos leído en algún sitio, una foto determinada, un artista que nos encanta o incluso un bloguero al que admiramos. A todos nos gusta un estilo que intentamos emular consciente o inconscientemente. Y eso no es malo.

No es malo porque la creatividad consiste en eso, en coger cosas que ya existen y combinarlas de otra manera o darles un toque tuyo para conseguir una idea nueva. Por eso de un solo patrón salen miles de vestidos diferentes. Por eso cuando vais a un curso de cualquier manualidad, el resultado son obras que guardan una similitud, pero tienen un carácter determinado.

Todas las ideas nuevas son combinaciones o evoluciones de ideas existentes. Y pensar que no, que a uno se le ocurren cosas diferentes y originales porque sí, es un delirio de grandeza, como dice Ze Frank en este estupendo vídeo sobre la creatividad que he encontrado en el blog Epbot.

No podría estar más de acuerdo. Somos originales y creativos por nuestra manera de interpretar las cosas, por nuestra manera de darles vueltas a los conceptos que conocemos y nos marcan o nos inspiran. Pero nadie tiene ideas sin más, por gracia divina.

Y eso significa que está bien explicar dónde vimos la obra que ha generado otra nueva, si sabemos de dónde hemos sacado la inspiración. A veces no lo sabemos, porque sencillamente hemos mezclado varias cosas que hemos visto sin ser muy conscientes, pero otras veces tenemos muy claro de dónde sale la idea y en ese caso siempre es bueno admitirlo

En el mundo bloguil esto es un poco oscuro. Hay blogs que copian las fotos de un tutorial estadounidense y ponen un pequeño enlace al final de todo, sin poner siquiera el nombre del blog del que lo han sacado (ponen «encontrado aquí» o algo similar). Personalmente eso me parece mal, aunque no estoy aquí para juzgar, claro.

Si pienso en las horas que invierte cualquiera que tiene blog en redactar, preparar las fotos, editarlas, ponerles marca de agua, etc, etc, etc, me parece que con el curro que lleva, a mí no me gustaría que me trataran así, sin poner siquiera el nombre de mi blog.

Creo que está bien incluir en tu entrada la dirección del post en el que te has inspirado, el pin de Pinterest o lo que sea.

No es cuestión de volvernos talibanes con el tema, pero a todos nos gusta que si alguien ve una buena idea en nuestro blog y decide hacer su propia versión, por lo menos nos mencione. No hace falta mucho más que una mención y un enlace, aunque luego tu proyecto se aleje mucho del proyecto original.

Puede que te parezca que nadie se da cuenta, pero yo ya he visto en varios blogs cosas que había visto ya en Pinterest o en otros blogs. Y queda mal.

Vale, es de perogrullo, pero yo me lo tengo que recordar constantemente cuando navego por internet y miro los blogs de otra gente. Blogs con miles de visitas, preciosos, con unas fotos alucinantes. ¿Cómo no sentirse pequeñito? ¿Cómo no pensar que tu blog no está a la altura? ¿O que tú no estás a la altura como persona?

Pues sin comparar. Es más fácil decirlo que hacerlo, que sí, que ya lo sé. Pero hay que intentarlo. Porque sencillamente tú no eres los demás. Y puede que a la persona que escribe tal o cual blog se le dé genial la fotografía o tenga un don para las palabras que tú no tienes. Y puede que no tenga las mismas obligaciones que tú y no trabaje. O puede que no tenga hijos. O quizás sus hijos sean mayores que los tuyos.

Puede que haya quien se lo tome como un hobby y que haya quien invierta en su blog y en sus actividades mucho más tiempo que tú porque lo considera un negocio, porque se gana la vida con ello.

Uno de mis blogs favoritos, Oh happy day! incluye al final de cada post una lista que me encanta, en la que se detallan todas las personas que han participado en ese post (¡y son muchas!). Me encanta porque es un blog profesional y lo deja claro. Nada de agobiarse pensando que lo hace alguien como tú, hay todo un equipo de gente trabajando para que esos posts tengan la pinta estupenda que tienen.

Pero tampoco nos engañemos, hay gente a la que se le da bien lo de los blogs, por aptitudes personales, estudios o intereses. Y no pasa nada. Seguiremos envidiándolos admirándolos y respetándolos mucho.

Nada de eso tiene nada que ver con tu valor ni con lo que no puedes aportar tú a la blogosfera. Ni tampoco con quien eres como persona. Tú eres tú, tienes tu voz, tus puntos fuertes y tu público, solo tienes que buscarlo y no compararte con nadie.

Hay gente que me pregunta a veces cómo consigo hacer tantas cosas. Y me doy cuenta entonces de que mi blog les ha dado una falsa imagen. Es un tema de prioridades y de pasiones y ocio. Yo hago ganchillo mientras miramos un partido de fútbol o en la sala de espera del médico. Hace meses que no leo mucho, porque no tengo tiempo. Y ya ni os hablo de ir al gimnasio, por ejemplo. Mi pomelo, en cambio, no se dedica a actividades tranquilas, porque dedica todo su tiempo libre a hacer deporte, que es lo que le apasiona a él. Así que cuando se tumba en el sofá a ver el fútbol, lo único que quiere hacer es relajarse.

No dejes que nada te haga pensar que no estás a la altura. No estás en casa de nadie para saber cómo son las cosas para ellos, no tienes ni idea de cómo viven los demás. Todos somos diferentes y vamos tirando como podemos.

¿Qué te parece? ¿Te ponen nervioso las mismas cosas que a mí?