02 Sep Huesca en autocaravana
La pompona tiene una enfermedad. Yo creo que es grave, porque me cuesta entenderla. Pero ella no puede estar en casa más de dos días seguidos. Le entran todos los males. Se pone quisquillosa, gruñona y se enfada por todo. Necesita salir, ver gente, socializar, correr y cansarse. Un poco como le pasa al pomelo. Los dos son los deportistas oficiales de la casa y no entienden que los otros tres podamos estar en pijama ad eternum, tumbados en el sofá.
Y para Huesca que nos fuimos.
No quiero parecer un anuncio de la agencia de turismo de Aragón, pero tengo que decir que Huesca es de los lugares más bonitos en los que hemos estado. Tiene unas montañas totalmente mágicas y unos ríos y embalses preciosos. Cada mirador en el que paras te deja sin aliento.
La primera noche fuimos hacia Sabiñánigo (sí, amigos, el pomelo iba a hacer la Quebrantahuesos). Llegamos con suficiente tiempo para A – comprobar que hacía un frío polar, B – recoger el dorsal, C – darnos cuenta de que ninguno de nosotros llevaba ropa para hacer frente a esa temperatura, D – cenar en la terraza de un bar porque jugaba España y dentro del bar no cabía ni un alfiler, E – taparnos las rodillas con el punto que yo estaba haciendo, F – volver corriendo a la autocaravana a jugar a juegos de mesa protegidos de la tundra.
Por la mañana nos levantamos con una baja, porque el pomelo se marchó a las seis de la mañana a dar vueltas en bici. Así que los pompones y yo salimos tranquilamente a dar una vuelta por el pueblo.
Sabiñánigo es curioso porque está dividido en dos partes. Nosotros estábamos lejos del casco antiguo y del ayuntamiento, en la zona habilitada para los corredores. Pero durante la mañana decidimos conocer todo el pueblo y caminar el kilómetro escaso que los separa. Aunque no es el pueblo más bonito del mundo, la verdad es que fue un paseo agradable. Encontramos una floristería en la que compramos menta chocolate y una librería infantil que me enamoró totalmente. Evidentemente compramos un libro, una especie de pintar por números pixelado, con montones de figuras geométricas diminutas, que nos encantó. Los árboles cercanos a la librería estaban decorados con portadas de libros y eso también me fascinó.
A medio paseo, recibimos una llamada… el pomelo había tenido que abandonar la carrera porque… ¡había nevado! Que sí, que sí. Temperaturas bajo cero, lluvia intensa e incluso nieve. Así que desandamos el camino (justo a tiempo para ver llegar al primer clasificado, para emoción completa de los pompones) y fuimos a buscar al pomelo.
Pero no hay mal que por bien no venga, y el abandono del pomelo supuso, por un lado, recuperarlo mucho antes y en unas condiciones bastante mejores que si hubiese hecho la carrera, y por otro, mucho más tiempo para pasear con la autocaravana.
Así que nos volvimos a subir y nos marchamos hacia Benasque, donde ninguno de nosotros había estado y que era un lugar que nos apetecía conocer. Esta vez buscamos un camping para dormir, y nos quedamos en el Aneto, que nos gustó mucho, muy recomendable.
Fue llegar al camping y que los niños desaparecieran. Los tres directos al campo de fútbol, al río y a explorar las diferentes calles. Así que pudimos dar un paseo tranquilo y disfrutar del paisaje.
Al día siguiente fuimos a pasear por la ciudad. Benasque nos pareció un poco pijo y con mucha zona nueva que no tiene mucha historia, pero la plaza del ayuntamiento es una preciosidad y hay algunas calles totalmente hermosas.
Creo, de hecho, que lo más bonito de la zona no son los pueblos, sino las rutas, los paseos y la naturaleza en general, que realmente sí que es alucinante.
Estuvimos paseando toda la mañana y nos quedamos con ganas de más, porque había mil rutas interesantes para hacer. Pero había que volver para casa.
Eso sí, con parada antes en el restaurante Ésera para comer. Lleno de gente de la zona con mesa reservada, lo que siempre es una garantía. Comida de la que le gusta al pomelo, de cuchara y brasa, toda muy, muy buena, y cerezas de Aragón para terminar. Para chuparse los dedos.
Podríamos haber vuelto rodando directamente, pero pensamos que estaba feo dejarnos la autocaravana y yo prefiero morir a perder mi cesto de lanas, así que volvimos por carretera, planeando durante el recorrido unas vacaciones de un par de semanas por la zona.
Gracias mil a Autocaravanes del Vallès por dejarnos una casita de fin de semana. No me han patrocinado para que diga nada de esto, pero son más majos que las pesetas y se merecen toda la suerte del mundo. Si tenéis que alquilar autocaravana, corred a ver su página web. Y si no tenéis que alquilarla… ¿por qué no os lo pensáis? Para los niños es una experiencia divertidísima, pero es que además te da mucha libertad y es súper cómodo. Nosotros vamos a repetir seguro.
remorada
Posted at 10:19h, 05 septiembrehabía visto algo en instagram, pero aquí explicadito me gusta más! qué chulo ^^
Paula
Posted at 10:38h, 05 septiembreMucho… Se nos hizo corto y todo. Lo de la autocaravana es genial (si no tienes que conducirla, que a mí me da pánico!)
MyLittleDolçCorner
Posted at 10:29h, 05 septiembre¡Però quina aventura! Paula Osca és na meravella, és preciós i dona per moltes vacancetes. Gent maca, lloc maco i menjar fantàstic
Un Petó
Paula
Posted at 10:38h, 05 septiembreI tant! Ens va encantar. I hi ha mil excursions per fer, rius, muntanyes i boscos per perdre't! Hi tornarem segur.