Cactus alfiletero

26 Abr Cactus alfiletero

Buenos días. Por lo menos aquí son días y son medianamente buenos. Aunque el sol ha decidido esconderse y hemos tenido que volver a las mangas largas después de unos días de euforia y medio cambio de armario. Habrá que armarse de paciencia, porque es lo que siempre ha dicho el refrán (que todos nos sabíamos cuando íbamos a EGB): En abril, aguas mil.

Pero bueno, por lo menos el buen tiempo aguantó el día de Sant Jordi. Pudimos salir, comprar libros, vender las rosas del grupo tejeril de Sabadell (recaudamos casi 600 euros para la asociación El Far que apoya a los enfermos de cáncer!), cenar fuera y comernos un helado antes de que el Barça nos torciera completamente la noche con un partido nefasto. Amigos, eso NO se hace el día de Sant Jordi.

No saqué muchas fotos porque la cantidad de gente era inhumana, así que tendréis que creerme cuando os digo que el día de Sant Jordi es el mejor día del año, el día más bonito y más divertido de todos. Las calles llenas de flores, banderitas y libros. Y la gente paseando sin prisa, disfrutando un trozo de pan de Sant Jordi (deliciosísimo!), recomendándose libros, saludándose y dándose besos (es el día que te encuentras a todo el mundo. Pero a todo el mundo.). Si no vivís en Catalunya, veniros cualquier año en abril para disfrutar de este día, porque vale muchísimo la pena.

Así que para compensar la falta de fotos de Sant Jordi, os voy a contar cómo hice mi nuevo alfiletero. Un alfiletero al que le estoy dando mucho uso, porque estoy participando en la KCWC, que es la semana de coser para los niños, y en el Sewalong de Naii. Bueno, es un decir, voy tan de culo que ando un poco retrasada, pero juro y perjuro que voy a acabar con todo estos días. De verdad.

La idea del alfiletero surgió de dos cosas totalmente diferentes. Una, había visto en todas partes cactus de tela o punto en sus macetitas y me parecían chulísimos. Siempre que veo cosas así pienso (sí, sí, en un ataque de culoveoculoquierismo…): «Lo voy a hacer yo». Y nunca encuentro el momento. Dos, mis pompones peques trajeron el año pasado unas macetitas decoradas por ellos con alguna planta dentro que no sobrevivió ni una semana. Hemos intentado plantar más cosas, pero las macetas son pequeñas, se nos olvida regarlas y siempre es un fracaso total. Así que pensé que debía reciclar las macetitas para hacer otra cosa, porque son monísimas, eso sí lo tienen.

En fin, pensé que era un buen momento para probar, y me lancé. Como veréis, me lancé con poca dificultad, mi cactus es apenas un trozo recto de tela, nada de esos cactus triples del desierto de Lucky Luke.

No tengo fotos del «patrón», pero me imagino que no os hacen falta, ¿no? Corté a saco dos piezas de tela en un retal de loneta que tenía por ahí. Cosí ambas piezas dejando un centímetro de margen de costura, y luego hice cortes por todo el perímetro para poder darle la vuelta a la pieza.

A partir de ahora ya tengo fotos :^) Rellené la pieza con relleno de muñecos y con una aguja gruesa hice un pequeño hilván en la parte de abajo, sin nudos en el hilo, porque lo que quería era fruncir y cerrar la abertura de abajo. Una vez cerrada le hice varios nudos.

Como la maceta era demasiado profunda para mi cactus, cogí un rollo de papel higiénico (que encajaba perfectamente con la base de mi maceta) y corté un buen trozo para elevar el cactus. Por cierto, no hace falta que os lo diga, pero la maceta sufrió primero un buen tratamiento de limpieza con un estropajo y mucha paciencia. hasta que quedó impecable por dentro y por fuera.

Cogí entonces la silicona líquida (life-changing, ya sé que siempre insisto en ello, pero lo repito). Podéis hacerlo también con una pistola de cola caliente. Puse la cola por dentro del rollo de papel higiénico y embutí la base de mi cactus.

Lo dejé secar un buen rato.

Luego apliqué silicona otra vez a la base del rollo de papel higiénico y lo pegué a la base de mi maceta.

Ya solo quedaban los detallitos, como por ejemplo llenar la maceta de retales verdes que simularan un poco de hierba (hierba en el desierto, ¡a quién se le ocurre!). Los corté a trocitos pequeñitos porque me parecía que quedaban mejor. Y sí, son restos de punto roma de mi vestido de New Girl!

Le he encontrado el sitio perfecto encima de la caja organizadora de cintas. Ahora solo hace falta que me decida a taladrar la pared y colgarla para que todo esté en su sitio y ordenado en el rincón de costura (solo el rincón de costura, el resto del estudio da miedo!).

Hala, ya está. Os dejo por aquí que todavía tengo mucho que coser y no estaría mal tampoco trabajar un rato, ¿no?