07 Ago Peces
Es bastante difícil verlos en estas imágenes, porque los pompones hicieron todos los movimientos posibles a la hora de la sesión fotográfica y ninguna de las fotos quedó clara, pero hace unos días hicimos unos peces muy divertidos, que en un primer momento debían colgar del balcón para mover la cola con el viento, pero de los que al final ninguno de los pompones pudo separarse.
Es una manualidad fácil de hacer y queda resultona, y la verdad es que los tiene entretenidos un buen rato…
Dibujamos la silueta de dos peces iguales en cartulina o papel. Nosotros lo hicimos en papel y si la idea es colgarlos, quizás mejor así, porque la cartulina puede ser demasiado pesada. Pero, eso sí, papel de buena calidad, porque según cómo se decore, se puede deteriorar con facilidad.
Para la decoración, nosotros escogimos gomets, pegatinas lisas de colores y formas variadas. Yo tenía en mente usar principalmente las redondas para simular las escamas, y quizás pintar las caras de los peces con rotuladores, pero mandaron los pompones que llenaron las siluetas de pegatinas sin dejar un espacio en blanco.
También se pueden decorar con collage o con cualquier tipo de pintura. Si tenéis pintura o pegatinas que brillen (yo tenía unas pegatinas doradas), el efecto es más chulo, porque se parece más a un pez.
Cuando ya tengamos las siluetas decoradas, las recortamos bien (en este paso tuve que ayudar bastante a los pompones, que todavía no son expertos) y preparamos unas cintas de papel de seda para la cola y una bolita de papel de seda para el relleno. Después, nos armamos con una grapadora y empezamos a grapar las dos siluetas con la bolita de papel de seda dentro, para darle volumen (yo usé media hoja de papel de seda). Al llegar a la cola, insertamos las cintas de papel de seda de colores y las grapamos en medio de los dos peces.
Llegado este momento, lo ideal es colgar el pez de la boca, con una cuerda, en el balcón, el patio o en cualquier lugar donde corra un poco de aire para ver cómo se mueve y cómo se agita el papel de seda. O colocarle un palo en la tripa para que los pompones puedan cogerlo y moverlo como si fuera una marioneta por toda la casa.
Pero mis pompones se negaron. Y la verdad es que cuando se divierten, qué más da lo que tendría que hacerse…
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