Welcome

We are creative.

Follow us

Nada en la nevera: Caldo de restos

Nada en la nevera: Caldo de restos

¡Feliz año! 2016 me estaba cayendo muy bien hasta que acabó de un plumazo con dos de mis personas favoritas sin avisar. Ha sido una semana de incredulidad total y de mucha pena. Y sí, ya lo sé, no los conocía a ninguno de los dos y BLA, BLA, BLA. Pero una puede y tiene derecho a sentir empatía y buen rollo hacia alguien a quien no conoce.

Pero 2016 ha empezado, de todos modos, muy bonito. Y eso que es el año en el que yours truly pasará al gran 4. Muchos de los objetivos que me había marcado han empezado a parecer posibilidades en lugar de sueños gracias y al trabajo lento y deliberado que hice el año pasado. Y he notado que he mejorado en cosas. Cosas como hacer deporte. O como dejar de estar enganchada al ordenador a todas horas. O como poder estar en el sofá sin hacer nada durante un par de horas. Cosas como soltar lastre y olvidarme de cosas que quería hacer o que me sentía obligada a hacer y que no tenía tiempo de afrontar. Así que por eso, te doy las gracias, 2016.

Demodé va creciendo, ya sabes, y justo hoy publico la receta de la sopa de Zanzíbar, también conocida como sopa levantamuertos o sopa curalotodo. Así que he pensado publicar aquí también algo relacionado con esa sopa (y aprovechar las fotos, ejem). De hecho, hacía muchos días que quería compartir contigo este truco que tenemos en casa para aprovechar los restos de verdura.

Nosotros somos adictos a la frutería. Al Sr. Iron y a mí nos gusta ir juntos, toquetear los tomates y pelearnos por las frutas que hay que comprar (yo, mangos, frambuesas y piña, el Sr. Iron, manzanas, naranjas y plátanos). Nos gusta pedir frutos secos y huevos ecológicos y cargar el carro hasta que ya no cabe nada más y tenemos que pedir una bolsa para las fresas. Nos encanta la frutería y diría que hasta casi nos peleamos por ir.

Mi frutería tiene además una cosa buena y es que las hortalizas traen sus hojas. Las zanahorias, las cebollas tiernas, los rábanos… todo va acompañado de una buena mata verde. Y aunque te la recortan un poco, si quieres, también te la puedes llevar a casa en todo su esplendor. Y eso es algo que hago habitualmente.

Cuando llegamos a casa, si tenemos tiempo, preparamos las verduras. Es otra de las cosas que me gusta mucho hacer. Me gusta cortar la coliflor y el brócoli y guardarlos en recipientes de cristal, listos para un salteado o una sopa, o sencillamente para ahorrarme un rato a la hora de cocinar. Me gusta ver qué tenemos planeado en nuestro menú semanal (cuando lo tenemos) y dejar ya todo listo para preparar el plato. Me gusta congelar lo que he comprado para finales de semana, y ordenar en la nevera todo lo demás. Sí, ya sabes perfectamente que me gustan muchas de las cosas marujiles de la casa y esta es una de ellas.

Cuando preparas las verduras hay una cantidad increíble de restos. Las partes duras de los espárragos, los tallos de los puerros, el tronco de las coles, las pieles y los rabitos de las zanahorias. Cosas que hace un tiempo habría tirado, pero ya no.

Desde hace unos meses, tenemos siempre un cuenco grande en el congelador. Allí vamos dejando todos estos restos, bien lavados y cortados. Como somos adictos a las verduras, es un cuenco que se llena bastante rápidamente. Cuando tengo restos de pollo, espinas y cabezas de pescado o una paletilla de jamón que ha llegado a su fin, saco la olla.

Sí, siempre tengo que añadir algo más, quizás una cebolla, una rama de apio (ya volveremos sobre el apio más adelante) o, como en la sopa que tenemos en Demodé, un pollo entero. Pero la base del caldo la hago sofriendo las verduras que tengo en el congelador siempre.

Es una chorrada. Pero para mí ha sido un game changer. Ahora hay caldo casero muchas veces en casa, algo que antes pasaba… nunca. O solo cuando alguna abuela bienintencionada traía sopa para algún niño.

Y ese caldo sirve de base para mil cosas, desde un arroz a unas lentejas pasando por la sopa de hoy que no te puedes perder porque es la mejor del mundo.

¿Tú guardas los restos de las verduras? ¿Haces algo con ellos? ¿Y otros restos? Mi padre hacía unas pieles de patata increíbles que quiero intentar recuperar. Y hace poco probé espinas de sardinas fritas y me parecieron un manjar increíble. A ver si os traigo esas recetas para próximas ediciones de Nada en la nevera.

10 Comments
  • Mabel (aventuresidesventuresdels30)
    Posted at 06:42h, 18 enero Responder

    Ostres doncs bonbissima idea per aprofitar aquestes parts de la verdura que no es gasten… la veritat és que si que faig pures i saltejats amb les verdures i les aprofito gairebé totes…però el caldo el faig com el feia la mare i/o l'àvia amb tots els ets i uts mai de m'ha passat pel cap fer-ho així. GRàcies pel consell. BOn dia

    • Paula
      Posted at 18:40h, 14 febrero Responder

      Bé, el caldo surt molt més bo si el fas com el feia l'àvia, és clar… però jo aprofito aquest per fer altres plats o hi afegeixo més coses si vull fer només caldo.

  • My Little Dolç Corner
    Posted at 09:13h, 18 enero Responder

    Paula ets la meva heroina, mai haguès pensat en fer caldo d'aquesta manera, de veritat que no, i em fa molta ràbia tirar menjar. Jo el màxim que faig es guardar les rapes del peix per tal de fer sopa de peix quan toqui, però ara ja seré més sostenible amb els teus consells.

    Un Petó

    • Paula
      Posted at 18:43h, 14 febrero Responder

      M'alegra que et serveixi! A mi també em fa molta ràbia llençar menjar i des que fem això em quedo més tranquil·la. Crec que tot va començar perquè la Ruscalleda deia que de les vaines dels pèsols sortia un consomé molt bo… i des de llavors.

  • Pilar
    Posted at 08:26h, 19 enero Responder

    Qué buena idea lo de ir congelando los restos que no vayas a usar y hacerlos caldo!! Aquí es complicado porque me toca ir al súper y la mayoría de la verdura no trae apenas "morralla"… echo de menos la frutería que tenía al lado de mi primera casita, lo mejor de lo mejor.
    Sabes que me he aficionado a los zumos desde el reto del camino a Mordor? Mi marido está que no se lo cree, porque yo antes era de fruta una vez al año (y por obligación), y ahora es lo primero que hago al levantarme, antes de desayunar!!

    • Paula
      Posted at 18:44h, 14 febrero Responder

      Jajajaja! Así me gusta! Un buen zumo por la mañana! A mí lo que me encanta de tomarlos es que luego tardo en tener hambre. Y eso es importante porque suelo tener hambre TODO el día. Un besito!

  • Cosas de Cari
    Posted at 15:09h, 19 enero Responder

    Yo tengo una bolsa en el congelador con restos de verduras y recortes de carne, huesos, recortes de jamón serrano, etc y me viene muy bien para hacer caldos, y aparte lo que se ahorra. Me ha encantado tu post.

    • Paula
      Posted at 18:45h, 14 febrero Responder

      Exacto, eso es lo que hay que hacer! Pues yo tardé bastante en caer, pero luego ya no he parado. A veces tengo el cajón lleno de cosas, pero luego preparo un caldito y me siento la persona más ecologista (¡y ahorradora!) del mundo.

  • Sara Torregrosa
    Posted at 20:09h, 28 enero Responder

    Estoy empezando a ver mucho esto de aprovechar al máximo las verduras, y la verdad es que es algo que no me había planteado nunca, pero ¡tiene todo el sentido! Creo que empezaré a hacerlo 🙂

    • Paula
      Posted at 18:46h, 14 febrero Responder

      ¿Verdad que sí? Yo cada vez me lo planteo más y me gusta mucho hacerlo. Pronto os escribo otro post sobre tener un jardín comestible, que también me está funcionando bien.

Post A Reply to Paula Cancel Reply

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.