Organizador de cintas

25 Ene Organizador de cintas

Perdonad todos por la campana de ayer (en Catalunya decimos «campana» por «novillos»), pero es que estoy haciendo tantas, tantas cosas que tengo tantas ganas de enseñaros… He estado liada con el regalo de mi ahijada que hoy cumple dos añitos. Se lo daremos hoy, así que mañana intentaré conectarme un rato para mostrároslo (pero no prometo nada, a lo mejor tenéis que esperar hasta el lunes). También estoy liada con su fiesta de cumpleaños, que no es complicada, pero tiene algún detallito hecho a mano que estoy intentando acabar.

Pero entre toda esa (frenética, ja, ja, ja) actividad, he tenido tiempo para terminar este mueblecillo organizador de cintas que os enseño. ¿A que es bonito? ¿A que estoy totalmente on fire? ¿A que es alucinante la cantidad de cosas que llego a acumular?

La base de este mueblecillo es, como habréis notado, una caja de vino. Sí, sí, una caja que le regaló algún jefe a mi pomelo en Navidad (no, no esta Navidad, sino la pasada o incluso la anterior, ehem).

Fue ver la caja y enamorarme totalmente. Locamente. Y guardarla, claro.

Primero pensé en hacer un botiquín para el baño pequeño (que hemos renovado, ya os enseñaré fotos!) pero luego, igual que en el caso de la mini estantería, pensé que prefería quedármela yo ;^)

Así que pensé enseguida en hacer un organizador de washi. De color madera, claro, que ya sabéis que detesto el blanco… En fin, que igual que con la mini estantería, después de darle una capa selladora pensé que blanco iba a quedar mejor. Y otra vez «dar cera, pulir cera» como loca, aunque esta vez no hicieron falta tantas capas.

Cuando ya lo tenía bien pintadito, apareció el pomelo y me dijo que la tapa me iba a molestar siempre y que por qué no la quitaba, si tenía unas bisagritas pequeñas y fáciles de desatornillar. Y mientras yo consideraba la posibiliad, el pompón friki la apoyó totalmente, así que acabé quitándole la puerta (con la que ya he pensado qué voy a hacer).

Los bastoncitos de madera que pasan de punta a punta los introduje en los agujeros de las cuerdas que había a lado y lado de la caja y que me vinieron ni que pintados…

Compré un bastón largo en Leroy Merlin. Llevé la caja y probé tamaños hasta encontrar uno perfecto para mis agujeros. La idea era que me lo cortaran a medida allí, pero había cola y yo soy impaciente, así que me vine a casa… y lo corté con el cuchillo del pan a modo de sierra. No sufráis, lavé bien el cuchillo y lijé los bastoncitos a conciencia…

Y hala, ya está, a montarlo. Pasamos los bastoncillos por un agujero, metemos las cintas, sacamos los bastoncillos por el otro agujero. Y todo bonito y ordenado como si en esta casa fuésemos organizados…

Este fin de semana volveré a asaltar al pomelo y lo colgaré en mi pared de manualidades junto a  la mini estantería y el organizador de hilos… Prometo fotos cuando el rincón del estudio esté acabado y ordenado con todas esas cositas…