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Gusanos de seda

Gusanos de seda

Si nos seguís en Twitter, sabréis que la semana pasada nos regalaron tres gusanos de seda, uno para cada pompón. Desde el primer día hemos estado alucinados mirándolos comer, dormir, moverse y erguirse cuan largos son.

Los gusanos de seda son uno de esos recuerdos que debemos tener todos de nuestra infancia, ¿no? Alimentarlos y dejar peladas todas las moreras del barrio (la que tenemos en la esquina de casa está un poco perjudicada, la pobre, es lo que tiene estar junto a una escuela), mirarlos durante horas, cogerlos, moverlos, limpiarlos… y esperar el mágico momento en el que hacen su capullo.

Por algún sitio había visto una familia que había metido sus gusanos en un cilindro de malla, lo suficientemente fina para poder verlos, pero lo suficientemente tupida para que no escaparan en cuanto tuvieran alas. Como es una buena idea, cogimos el material que teníamos en casa y preparamos algo similar.

Partimos de una bolsa de tela para juguetes:


Y añadimos hilo y una tela de malla que teníamos en casa.


Cortamos un trozo de tela que pudiera cubrir completamente los lados de nuestro cilindro y empezamos a coserlo siguiendo la estructura metálica del cubo. Para esta tarea conté con la inestimable ayuda del pompón mayor, que me hizo la pregunta que cualquier madre costurera (o aprendiz de) quiere oír: «¿Me enseñas a coser?»


Mientras tanto, los pompones peques estaban sentados a la mesa jugando con los gusanos como si fueran mascotas de verdad. Pobrecillos. Los gusanos.


Cuando tuvimos todo el cilindro recubierto de malla, recortamos la tela original del cubo de juguetes, dejando «ventanas» que nos permiten ver la vida de los gusanos, y que, con suerte, no dejarán que escapen una vez rompan el capullo. Ya os contaremos cómo evoluciona la cosa…

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