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Hace ya 7 años

Hace ya 7 años


Hace siete años que cogí por primera vez al pompón mayor en brazos, que lo toqué, que lo olí y que me estrené como madre de pompones sin tener mucha idea de dónde me había metido. Me parece increíble que hayan pasado siete años ya, que el bebé que dormía a mi lado, y a veces encima de mí, y que me hacía levantarme por la mañana con los brazos doloridos de estar en tensión protegiéndolo, se haya convertido en un pequeño señor que lee libros de la biblioteca, juega al ajedrez, hace fútbol y baloncesto y tiene una capacidad asombrosa para el cálculo mental. Hace solo siete años era una cosita pequeña que el pomelo podía coger con una sola mano, y ahora, cuando se levanta por las mañanas, apenas puedo cogerlo en brazos para darle los buenos días. Se ha convertido en una personita con sus gustos, sus aficiones, sus manías y su manera de ser. Y aunque el bebé que se reía y me abrazaba a todas horas me encantaba, el niño que es ahora me gusta igual.

Por eso, para celebrar que hoy cambiamos de número, que hoy es el primer día que tiene 7 añitos, he preparado estas banderolas que tenemos colgadas en el comedor de casa. Las he hecho sin ningún patrón, pero sería injusto (y falso) decir que la idea ha sido mía. Había visto estas banderolas en mil blogs, y aunque no he seguido ningún tutorial, he leído varios que me han inspirado, en especial el de See Mommy Sew. Después de leer cómo se hacía en varios lugares, me decidí a probar. Y lo que hice fue esto:


Primero, crear unas plantillas. Escogí un tipo de letra que me gustaba e imprimí las letras de la palabra «Felicidades». Las recorté con cuidado y las dibujé sobre fieltro naranja (el fieltro no se deshilacha). Las volví a recortar y las guardé.

Escogí varias telas y recorté dos triángulos de cada estampado para cada banderola. Hay alguna tela de IKEA, algún Fat Quarter de tiendas de Patchwork e incluso alguna tela reciclada (de una falda que no me ponía nunca!). Para recortar los triángulos, usé una regla de patchwork y un cortador de tela redondo (como de pizza). Con la tela doblada, la regla te permite trazar ángulos perfectos.

Cuando tuve la tela, la combiné con las letras y lo puse todo encima de la cama, para asegurarme de que me gustaba la combinación. Hice algunos cambios, procuré alternar los estampados más grandes con los más discretos y ya está.


Pasamos después a la máquina de coser… Las letras de fieltro las cosí con un punto en zigzag. Cubrí todo el contorno de la letra. Después, uní los triángulos de tela (el de la letra y su complementario) con la cara exterior hacia adentro y cosí los triángulos por los dos lados, pero no por arriba. Les di la vuelta, los planché bien y los uní con una cinta de bies de punta a punta, tapando la parte superior, sin coser. Para hacerlo, primero desplegué la cinta y la fui cogiendo con alfileres a las letras. Después, pasé la máquina por la parte interior de la cinta, sobre las banderolas, y después coloqué el bies bien, cubriendo la costura y la parte trasera de las banderolas. Lo volví a coser todo y ya está.


Suena MUCHO más complicado de lo que es. Yo pensaba que iba a tardar mucho y lo hice en un solo día, y día de trabajo en el que me dediqué también a otras cosas. La verdad es que queda muy bien, y lo más importante, puede usarse otras veces y puede marcar el principio de una tradición familiar.

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