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Carpas voladoras

Carpas voladoras


¿No son bonitas las carpas voladoras? Las japonesas son preciosas, colgadas a las puertas de las casas e hinchándose con el aire. Como aquí en Ansovell el aire sopla todas las tardes, decidimos hacer nuestra propia versión de las carpas. Aunque no son tan hermosas como las japonesas (ya trabajaremos el concepto con alguna tela ligera), decidimos usar papel de seda, cartulina y ceras. Y nos quedaron unas carpas preciosas que se mecen con el aire fresco de la tarde.

Primero cortamos una tira larga de cartulina. No importa el color, porque al final no se verá, pero la nuestra era negra. La pegamos al lado corto de una hoja de papel de seda (en la foto podéis ver el rastro de la cola y la tira de cartulina a mano derecha). Entonces llenamos el papel de dibujos con ceras doradas, plateadas y blancas.

Cuando terminamos de dibujar, cortamos la parte de abajo, la opuesta a la cartulina en tiras largas hasta un poco más de la mitad de la hoja de papel de seda. Es decir, tiene que quedar la cartulina, un trozo de papel de seda entero, y después las tiras cortadas.

Después sólo hace falta unir los dos extremos de la cartulina y fijarlos con cola formando un círculo. Sobre la cartulina se fijan tres hilos, con celo o haciendo un agujero sobre la propia cartulina y un nudo en el hilo para que no se escape. Los extremos opuestos, se atan a un palo (estos los habíamos traído de alguna de nuestras excursiones) y ya está, ya podemos hacer bailar nuestra carpa por todas partes, o fijarla a algún sitio para que vuele sola con cada golpe de viento.

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