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Fiesta de superhéroes

Fiesta de superhéroes

Los pompones pequeños cumplían cuatro añitos. Y cuando uno cumple cuatro años tiene suficiente criterio como para imponer una lista de invitados y un tema para la fiesta. Por suerte, la pompona es todoterreno y ya en Carnaval quiso vestirse de Spiderman, así que no tuve que organizar una fiesta de princesas y otra de coches, porque ambos pompones estaban en perfecta sintonía. La fiesta tenía que ser de superhéroes.

Primero hice un poco de investigación. Y encontré ideas excelentes aquí y aquí, en Living Locurto, que es un blog que me encanta. Y después nos pusimos manos a la obra. Y digo nos porque tuve la inestimable ayuda de Ruth y Gisela, que vinieron a coser las capas pomponiles dos noches y me ayudaron a tenerlo todo listo para el gran día.


Cuando los superinvitados llegaron a la fiesta les estábamos esperando en casa. En la habitación pomponil hicimos un despliegue de capas (con un velcro para atarse al cuello y con un bies sencillo recubriendo todo el borde) por el suelo. Para cada pompón habíamos recortado en fieltro la inicial de su nombre y había estrellas, lunas y rayos dorados y plateados para que los engancharan con cola de tela a su capa como más les gustara. Además había rotuladores de tela (de colores y metalizados) y tubos de purpurina. Cada superpompón hizo lo que quiso en su capa y después se la colocó…

Entonces pasamos a los antifaces. Los recorté en goma EVA negra con purpurina y también dejamos que los peques se los pintaran o que les pegaran algún detalle de tela para hacerlos más personales. Les colocamos una goma y les dejamos a todos perfectamente ambientados.

Entonces salimos al patio. Les expliqué que me había llegado una carta de un malo-maloso que decía que nos iba a destrozar la fiesta, así que tenían que estar muy atentos…

La primera prueba consistió en encontrar unos anillos de plástico que teníamos repartidos por la zona de juegos, entre los columpios, las plantas y el tobogán. Les conté que el anillo tenía poderes y les daría más fuerza, que tenían que encontrar uno cada uno y ponérselo. Y allá se fueron todos corriendo.

Cuando todos tuvieron su anillo, apareció l’Esgarrador, el malo que venía a destrozarnos la fiesta (mi hermano Willy convenientemente disfrazado). Dijo que había traído unas bombas para que no pudiésemos divertirnos y soltó un montón de globos negros. Les dijimos a los pompones que había que evitar que estallaran y que la única manera de hacerlo era… reventar los globos!! Evidentemente, fue un éxito total.

Como habían conseguido superar esa primera prueba, les di sus brazaletes de poder, unas tiras de fieltro con velcro en los extremos y un rayo plateado en una y una estrella en la otra. Ahora habían conseguido un poco más de poder y podían enfrentarse a cualquier otra prueba.


Entonces volvió a aparecer l’Esgarrador… Ahora traía kryptonita… o cualquier otro producto tóxico que no se podía coger con las manos. Me temo que los pompones son demasiado jóvenes para tener la más remota idea de lo que es la kryptonita…

Así que l’Esgarrador soltó un montón de globos chiquitines verdes, muy poco inflados, que no se podían tocar con las manos ni se podían hacer explotar. Lo único que podían hacer era cogerlos con pinzas y colocarlos en un recipiente especial (una bolsa de tela enorme) que yo llevaba por todo el patio para que los fueran dejando. Usamos pinzas de cocina, de las de girar la carne, que se abren mucho y les permiten coger los globos con tranquilidad.


Cuando recogieron todos los globos les dimos un nuevo elemento de poder… una lata de serpentinas. Y ahí ya no hizo falta más explicación. Cuando al pobre Esgarrador se le ocurrió volver a aparecer…

Entonces se rindió… Dijo que ya no quería estropearnos la fiesta y que nos iba a dejar en paz. Y entonces nos fuimos todos a merendar y a soplar las velas!!

A la hora de marcharse, los niños se llevaron su disfraz y una bolsita con una cajita de Spiderman llena de chuches y unas ceras también de Spidey… Y además, un individual hecho con un comic de superhéroe. Compre dos revistas en Norma y las abrí. Me quedé con las páginas más bonitas (y menos violentas) y las llevé a plastificar para crear superindividuales para la hora de la cena.


En general, la cosa fue un éxito… Los pompones lo pasaron de miedo (literalmente, el pobre Pau se echó a llorar sólo con oír el nombre de l’Esgarrador ;^)) y corrieron arriba y abajo por todas partes. De hecho, durante varios días fue imposible sacarles los brazaletes, porque temían perder sus poderes…

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